¿Cómo se realiza la mejora de prestaciones de los acabados con otro tipo de capas de rodadura funcionales?

En algunas ocasiones, por circunstancias específicas de la obra, exigencias técnicas o conveniencia de los aplicadores pueden utilizarse otro tipo de capas de rodadura funcionales mediante la extensión de capas de mortero u hormigones con áridos intermedios que, amasados previamente, se extienden sobre el hormigón fresco o endurecido para formar sistemas bicapa. Estas capas funcionales crean superficies finales monolíticas, adheridas o no adheridas.
Capas monolíticas/ capas hidratadas
Se trata de una técnica de hormigonado de la solera ejecutada en dos capas frescas. La capa inferior se ha de realizar con un hormigón de pavimentos diseñado exprofeso y vertido previamente; y la superior será a base de un mortero específicamente diseñado para crear sinergia con dicho hormigón y actuar en conjunto como una capa monolítica.
Se debe amasar, bombear, verter y extender sobre la capa aún fresca del hormigón con medios mecánicos que aseguren un correcto amasado del mortero y una eficaz puesta en obra.
El espesor de la capa superior depende de los objetivos buscados, pudiendo tenerse en cuenta en el cálculo estructural del pavimento al tratarse de una capa perfectamente adherida a la subyacente.
Capas adheridas
Las capas adheridas se colocan sobre la losa de hormigón cuando éste ya ha endurecido. Su espesor está comprendido entre 5 y 25 mm, no siendo recomendable la disposición de espesores superiores debido a la importancia de los esfuerzos rasantes que podrían producir el despegue entre ambas capas.
El espesor de estas capas no puede tenerse en cuenta estructuralmente debido a que no puede garantizarse su adherencia con el soporte. Para evaluar esta última puede recurrirse a la realización de ensayos, como el incluido en la norma UNE-EN 13813:2014 (Mortero para recrecidos y acabados de suelos. Propiedades y requisitos.)
En cualquier caso, para conseguir una buena unión deben cuidarse los siguientes aspectos:
- Preparación de la base para garantizar una buena adherencia con la capa suplementaria, generando superficie de contacto y asegurando una limpieza de la superficie, sin humedades, suciedad, grasas partículas sueltas, etc.
- Tratamiento de adherencia: El promotor de adherencia escogido se debe aplicar en las condiciones descritas en el anterior párrafo y siempre con anterioridad y siguiendo las instrucciones del fabricante garantizando una resistencia a la tracción de al menos 2 N/mm2 entre las capa base preparada y la capa adicional que lo recubra. Los ensayos de valoración de la adhesión entre capas puede ensayarse por la UNE EN 13863-2. Pavimentos de hormigón. Parte 2: Método de ensayo para la determinación de la adherencia entre dos capas.
- Colocación y acabado: La aplicación de colocación y acabado se podrá realizar cuando el tiempo de secado del promotor de adherencia esté listo para asegurar adherencia química e incluso hayamos asegurado con apreturas de poro adherencia mecánica.
Con el fin de evitar el riesgo de que se produzca una reflexión incontrolada de las juntas del pavimento en la superficie es importante reproducir en la capa suplementaria aquéllas que puedan experimentar movimientos.
Capas no adheridas
Se evita la adherencia entre la losa de hormigón y la capa suplementaria mediante la disposición, entre ambas, de una lámina de polietileno, creando losas “no solidarias con el soporte”, con todas las ventajas que esta libertad aporta.
El espesor de la capa suplementaria no tiene un límite máximo y vendrá impuesto por condiciones económicas o de proyecto; aunque sí tiene un mínimo de 100 mm/10 cm, con el fin de minimizar el efecto de combado de las losas.
Su puesta en obra se realiza como si se tratase de una solera nueva.
Una de las ventajas que presenta esta técnica es la posibilidad de poder disponer sus juntas de forma independiente a las del soporte, con excepción de las juntas de aislamiento, que tienen un emplazamiento fijo y cuyo espesor no podrá ser inferior al que presentan en la capa base.
Y la principal ventaja de las capas no adheridas es que pueden colocarse sobre superficies antiguas que no admiten otro tipo de capas suplementarias.
Sin embargo, presentan el inconveniente de que elevan la superficie al menos 100 mm/ 10 cm, lo que puede originar problemas de gálibo o la necesidad de disponer rampas en zonas de transición; o bien, como ocurre en los forjados, aumentar considerablemente el peso propio de la estructura.
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